Parece transparente. Se destapa y, de momento, tiene gas. Sube, y sube, y sube. Si no tienes cuidado, quizá hasta se salga de la botella, tanta es su energía inicial. En ocasiones, puede llegar a hacerte creer que es, incluso, chispeante. Esos primeros instantes los vive en su propia burbuja y te lleva hasta ella sin pedirte siquiera permiso. Te arrastra con ese torrente carbónico suyo que hasta parece natural.
Sin embargo, de pronto, sin venir a cuento, se desinfla. Las burbujas se van por donde vinieron, la botella se queda vacía y el líquido que había dentro, lejos de seguir siendo transparente, se va enturbiando como por encantamiento.
El mismo encantamiento que parecía tener este hombre gaseosa, la última de mis adquisiciones en este mercado de cenutrios del que soy, sin quererlo, clienta preferente.
El calificativo me lo sugirió Carmen una noche de desconcierto. Yo buscaba una explicación al parón de sus otrora insistentes llamadas, que le hicieron agobiarse solo, y ella sólo me respondió: "Nena, no busques razón alguna: este niño está en el pasillo de los hombres gaseosa... mucho ímpetu al principio, pero poca duración".
Y lo cierto es que C., como casi siempre, tenía razón. Porque la primera tarde -por suerte, no le llegué a oír roncar- las burbujas le duraron dos descorches. La segunda -quién iba a decirlo-, ni siquiera eso. Y yo que empezaba a buscar en el pasillo de los yogures, ilusa de mí, pensando que iba a estar mejor nutrida...
Claro, no contaba con que los yogures, a veces, te los venden caducados. Y, cuando se pasan de fecha, el calcio se convierte en gas carbónico. Y la gaseosa -oh, dolor-, dura lo que dura. O sea, asalto y medio.
Foto: Tintura, por Manel, en Flickr.
14 comentarios:
Vengo del blog de Covi y me quedo alucinando de su escritura.
Contigo me pasa lo mismo.
Sigue dejándonos estas perlitas ;)
Gracias, Jon. Covi es mucho más literata que yo... que ahora solo vomito pseudoliteratura en forma de experimento... pero se agradecen tus ánimos.
Besotes.
Ni se como he llegado acá, pero lo importante es que estoy. Tengo que reconocer que me arrancaste una sonrisa bien amplia, y no precisamente por sentirme identificado, sino, me ha gustado la chispa de tu relato, las metáforas tienen una claridad asombrosa. Muy pero muy bueno. Ahora vos crees que todos somos iguales ? realmente lo crees ... Me gustó y mucho, mas si está escrito por una mujer, uno de los seres mas inteligentes y maravillosos que existen sobre esta tierra. Me tendrás seguido. Te dejo un beso enorme desde este Buenos Aires que se resiste a dar paso a su otoño.
Juan:
Gracias por tus piropos. Me alegro de que te haya gustado.
No creo que todos los hombres seáis iguales. Tampoco lo somos las mujeres. Pero este tipo de anécdotas -y los tópicos- dan mucho juego. Y, créeme, aunque algunas situaciones se exageren, podría contar historias reales que parecen sacadas de una película de Almodóvar.
Espero seguir viéndote por aquí.
Saludos.
Hombres gaseosa... jejeje, nunca se me había ocurrido :) Cuando actualizas?? BEsitos :)
Sí, tengo que actualizar ya. Pero es que para esto tengo que estar más inspirada, aunque escriba chorradas parecidas...
Supongo que la valió la pena. Hay que conocer al enemigo. Al menos a la soldadesca.
Además muy bien expuestas sus pruebas fehacientes.
Un saludo.
Bueno, gracias. Tampoco es que el género opuesto sea el enemigo. Digamos que es el "contrario", porque se siente incómodo en un bando común. Creo.
La verdad que la definición es brillante y no puedo quitármela de la cabeza. Soy un hombre gaseosa? Lo fui? Y qué con mis amigos? Veo hombres gaseosa por todos lados. Y el antónimo cual sería?
Gracias, Marcelo. La definición no es mía, pero le haré llegar tu felicitación a la autora.
La verdad es que, según las interpretaciones que haga el contrario, puede que todos hayamos sido gaseosa en algún momento. Y quizá de pronto hayamos descubierto algo que nos ha echado para atrás en el otro y por eso nos hemos distanciado. Pero yo me pregunto: ¿tan rápido?
Saludos.
Es que los hombres tememos cualquier actitud "imprevista" de las mujeres: si es conservadora nos aburre; si es lanzada, tenemos miedo con nos coma, si planifica, no sea cosa que "nos" case; sino le importa el futuro, nos hace perder el tiempo. Es que no sabemos lo que queremos...
¡¡Menos mal que lo reconoces!! Jejejeje...
Vaya:
No hay dudas de que nos la pasamos bien leyéndote. Todo un placer. Besitos:
Tadeo
Gracias...
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